La crianza se realiza durante 12 meses, distribuidos en un 50% en fudres, 20% en depósitos de hormigón y 30% en barricas de roble, lo que aporta complejidad y elegancia al vino, respetando la expresión frutal de la uva.
En vista, presenta un color rojo cereza con ribetes violáceos. En nariz, destacan aromas de frutas rojas y negras maduras, notas especiadas y toques balsámicos. En boca, es jugoso, con buena intensidad frutal, taninos pulidos y un final largo y persistente.
Este vino es ideal para acompañar carnes rojas, platos de caza, embutidos y quesos curados. Se recomienda servir entre 15 y 16 °C y decantar antes de su consumo para apreciar toda su complejidad.
Vino de buen equilibrio, un ribera sencillo pero resultón